SOY JESSICA CASTILLO
Nací en República Dominicana, de ascendencia afrolatina. Casada con Emilio King Green, de quien, gracias a Dios recibo todo el apoyo, valor y amor incondicional que toda mujer puede desear. Me defino como una mujer muy apasionada y creyente de Dios.
Inmigre a los Estados Unidos con mis tres hermanos a los18 años de edad. Mi padre haba venido previamente de forma ilegal en una pequeña embarcación (los dominicanos le decimos venir en yola). Esta travesía represento un riesgo de vida para él, todo con el objetivo de buscar un mejor futuro para sus hijos. Cuando llegue al país no tenía ni el más mínimo conocimiento del idioma ingles. No conocía ni siquiera frases básicas como: Hola, buenos días, buenas tardes, mi nombre es... no tenia absolutamente nada económicamente hablando, tampoco tenía estudios previos. Todo lo que poseía era la felicidad de ver a mi padre, convivir con el, y ese anhelo inmenso que trae cada inmigrante de lograr mis sueños y metas. La realización de eso que llamamos “El Sueño Americano”.
Toda mi vida he sido una mujer soñadora y luchadora; desde pequeña siempre luche por ser mejor persona. Recuerdo como con tan solo 10 años de edad, con la idea de mejorar mis finanzas, vendia perfumes. Al ver mi disposición, entrega y determinación, la gente siempre me compraba con alegría y recalcaban que era muy buena en las ventas.
Al llegar a los Estados Unidos mi vida fue muy complicada. Como anhelaba alcanzar mis sueños llegue a tener tres trabajos. Trabajaba sin cesar los 7 días de la semana, sin descanso alguno, y al mismo tiempo asistía a la universidad, pues entendía que era imprescindible que aprendiera el idioma. Recuerdo que en esos días tan difíciles me decía: “Jessica tienes que trabajar para sustentarte, no morir de hambre y para tu mejoría, debes e ir la universidad, o al menos aprender el idioma Inglés. Vivía cheque a cheque. Mi situación era tan precaria que llegué a tener solo $10 dolares en mi cartera para el sustento de toda una semana.
En aquella época, constantemente hacía sobregiros bancarios, y se puede decir que prácticamente, era una experta haciéndolos. Usaba tanto las tarjetas de créditos que frecuentemente tenia que cargar una para cubrir otras. Estaba tan sumergida en ese circulo vicioso, que nunca lograba saldar las mismas. Mi situación financiera era saldar una deuda y entrar en otra, saldar, entrar, en fin la de nunca acabar.
Recuerdo cuando compre el Mitsubishi Galán del año 1997, color rojo. Mi primer carro, era como un Mercedes para mi, pues era “mi primer vehículo”. A punta de pedir descuentos lo adquirí por $1,000.00 US, y es que mi situación económica era caótica. Nostálgicamente llega a mi mente una ocasión en que mientras conducía un policía me detuvo y se llevaron mi carro, debido a que tenía tres meses sin pagar el seguro. Tan solo imagina la vergüenza e impotencia de además de no poder pagar el seguro, sobre eso, agregarle perder mi único medio de transporte hacia el trabajo, universidad y demás. Mi situación económica era tan penosa que me tomo aproximadamente un mes recuperar mi carro, tenerlo de vuelta conmigo. ¡Cuántas cosas pase! Pero siempre digo lo que no te mata te haces más fuerte y Dios por su amor y su gracia me dio la fuerza de luchar y poder progresar y tener una libertad financiera.
Luego de eso, de manera injusta, me despidieron del trabajo, y ahí fue donde toqué fondo. Estaba tan mal que fui fuertemente atacada por estado de ansiedad, ataques pánico y miedo, donde cada mañana me despertaba llorando, pues pensaba que me iba a quedar en la calle. Incluso llegue al sobrepeso, pesaba casi 200 libras. Escribo todo esto con tantos sentimientos encontrados, que sin poder detenerlas salen lagrimas de mis ojos. Sinceramente, pensé que me iba a quedar siempre en esa oscuridad, sin dinero, sin ahorros, llena de deudas y sin ni siquiera visualizar una solución.
Un dia me tire al piso llorando, lloré tanto que literalmente, mis lagrimas se secaron ¿Te imaginas llorar hasta el punto de ni siquiera ver o sentir lagrimas salir de tus ojos? Pero en ese momento algo sucedió, levante la mirada hacia el cielo y dije: Dios, hoy decido que mi vida va a cambiar. Sera la ultima vez en toda mi existencia que estaré en esta situación, hoy mi vida va a cambiar. Desde ese momento me hice a mi misma la promesa de que Jamás en la vida iba a pasar necesidad, PORQUE SOY UNA HIJA DE DIOS! y merezco lo mejor en este mundo. Doble mis rodillas y le oré a mi Dios, quien todo lo puede. En ese mismo instante sentí paz y me quede dormida. Desde el momento en que declare y asumí mi postura de hija de Dios todo cambio en mi vida. Comencé a ver la vida totalmente diferente, salió una fuerza dentro de mi de luchar, luchar y jamás parar. Mi vida cambió totalmente, mi vida dio un giro de 180 grados. Siempre recuerda lo que no te mata te haces más fuerte y Dios por su amor y su gracia me dio la fuerza de luchar y poder progresar y tener una libertad financiera para mi y mi familia.